Eric Ragnar Sventenius
(1910-2010),
primer centenario
Arnoldo Santos Guerra
Bi贸logo. Unidad de Bot谩nica del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias
Dedicado a Jaime O鈥橲hanahan
por su apasionado apoyo y comprensi贸n a D. Enrique
Agust铆n, el ayudante de Masca, se quit贸 su camisa empapada y all铆, con las 煤ltimas luces del d铆a, en la l贸brega cueva colgada en los riscos de Guelge donde encontraron refugio de la tormenta que los sorprendi贸 recolectando plantas raras, busc贸 dos palos 鈥搕aimaste y tabaiba鈥, y ante la at贸nita mirada del rubio n贸rdico Eric Ragnar Sventenius inici贸 los r谩pidos movimientos con los que consigui贸 encender fuego, cual guanche, y calentar la oquedad 鈥搗iejo cementerio aborigen鈥 donde pasaron la noche despu茅s de avisar de su imprevista pernoctada a algunos de los pocos habitantes del matriarcal pueblo de Masca. As铆 me lo narraba el peculiar y entra帽able Eric, don Enrique para la sociedad, en una de esas hermosas e inolvidables tardes en que lo visitaba en su vivienda 鈥搒u tusculum鈥, hoy desaparecida, construida para 茅l en los a帽os 50 del pasado siglo y ubicada dentro del recinto hist贸rico del Jard铆n de Aclimataci贸n de La Orotava, donde estableci贸 su residencia despu茅s de deambular por varios hoteles hist贸ricos, a煤n existentes, del viejo Puerto de la Cruz: Marquesa, Monopol, Miramar... tras su llegada a Tenerife. All铆, en las reducidas habitaciones de su hogar, oliendo a libros, junto a la chimenea que luc铆a el escudo de los Ingenieros Agr贸nomos (煤nico resto que se conserva de la misma) y saboreando una copa de co帽ac enviada por sus amigos franceses 鈥損osiblemente el bot谩nico y empresario del Jard铆n des Cedres franc茅s, J. Marnier Lapostolle (1902-1976)鈥, pasaba horas inolvidables impregn谩ndome de sus conocimientos y vivencias cuando a煤n era estudiante de bot谩nica en la reci茅n creada Secci贸n (luego Facultad) de Ciencias Biol贸gicas en la Universidad de La Laguna (ULL) e iniciaba ya el hallazgo de interesantes especies vegetales que le hicieron exclamar con su voz peculiar: 鈥usted ha encontrado cosas muy interesantes鈥. Me hablaba de su querida Masca, que poco despu茅s visitar铆a con 茅l y D. Bramwell, junto a los ya fallecidos C. Humphries y Hans Metlesics, a煤n sin carretera, donde viv铆an los padres de Agust铆n, Leonila y Leonardo, cuya casa le serv铆a de hogar en su peregrinar a tan interesante lugar convertido en su para铆so particular; y me expresaba sus opiniones sobre el turismo del Puerto de la Cruz, las islas y, sobre todo, la flora canaria.
Sventenius, como en los c铆rculos m谩s cient铆ficos lo recordamos, hab铆a llegado a Tenerife a fines de 1943, impregnado a煤n del incienso y los c谩nticos gregorianos del monasterio de Montserrat, donde, junto a la moreneta, hab铆a pasado los 煤ltimos y dif铆ciles a帽os (1940-1943) posteriores a la guerra civil espa帽ola. Era la 煤ltima etapa de su peregrinaje por tierras europeas antes de que el famoso y culto abogado catal谩n Noel Claras贸 (seg煤n documentaci贸n de los archivos del Jard铆n Canario 鈥淰iera y Clavijo鈥 facilitados por B. Navarro) gestionara, por medio del ingeniero agr贸nomo D. A. Garc铆a Cabez贸n, un contrato con el Instituto de Investigaciones Agron贸micas (posteriormente Investigaciones Agrarias-INIA) de Madrid a fin de trasladarse a Tenerife, concretamente al Jard铆n Bot谩nico, para iniciar una serie de trabajos cient铆ficos sobre el Jard铆n de Aclimataci贸n de La Orotava y la interesante y a煤n poco conocida flora canaria. Atr谩s quedar铆an, en Catalu帽a sus inolvidables recuerdos y muchos queridos amigos, entre los que hay que destacar a la pintora Mar铆a Teresa Bed贸s, a la que le un铆a una relaci贸n afectiva muy especial, y su esposo Antonio N煤帽ez, que recientemente hab铆an apadrinado su bautizo como cat贸lico y con los cuales siempre manifest贸 una peculiar y extraordinaria relaci贸n, expresada desde el archipi茅lago en un buen n煤mero de cartas firmadas, en su mayor铆a, con el pseud贸nimo Parsifal. Despu茅s de sus estudios primarios realizados con muy buenas calificaciones (seg煤n Ulf Swenson y colaboradores) y otras etapas de formaci贸n en Suecia, Alemania y el Jard铆n Experimental de Aclimataci贸n de Praga de acuerdo a sus propias declaraciones a la prensa, lleg贸 al jard铆n Marimurtra de Blanes (Gerona) por deseo de su propietario Karl Faust, que necesitaba un bot谩nico para su direcci贸n cient铆fica. Sventenius se incorpor贸 a dicho jard铆n en 1934 y estuvo ligado al mismo, por contrato remunerado, hasta 1940, teniendo ocasi贸n de colaborar y conocer al arquitecto paisajista suizo, de fama internacional, Zenon Shreiber y al jardinero paisajista alem谩n G. Naberhaus. Durante este tiempo realiz贸 una excursi贸n a Marruecos en 1935 y tuvo que soportar momentos dif铆ciles por la deficiente labor de los encargados de mantener el jard铆n y por sus envidias y celos, as铆 como por los problemas derivados de la guerra civil, en la que se vio directamente implicado en diversas facetas, terminando finalmente en un desacuerdo con el propio Faust, fruto, en parte, de su peculiares caracteres, con lo cual acab贸 su relaci贸n directa con el mencionado jard铆n, pintorescamente colgado sobre los acantilados de la Costa Brava, aunque sigui贸 colaborando posteriormente desde Canarias en el enriquecimiento de sus colecciones. Acogido por sus amigos Teresa y Antonio, se traslad贸 poco despu茅s al monasterio de Montserrat.
Nuestro bot谩nico Sventenius hab铆a nacido el 10 de octubre de 1910, hace 100 a帽os, en un peque帽o pueblo de la fr铆a y distante Suecia, segundo hijo de los cuatro que tuvieron Alfred Svensson y Maria Carlesen, modesta familia del pueblo de Skyr枚 (condado de Smaland) con la cual, debido a la distancia, penurias econ贸micas que siempre le acompa帽aron por el baj铆simo sueldo que percib铆a, otras razones personales para m铆 desconocidas, as铆 como las dificultades para viajar en esos tiempos, nunca pudo tener demasiadas relaciones. Conocemos estos datos por el relato de otros personajes que le conocieron m谩s a fondo, en particular su muy apreciado y entra帽able amigo Jaime O鈥橲hanahan, de quien, al igual que el ingeniero de montes D. Juan Nogales, recibi贸 siempre un apoyo incondicional fundamental para el desarrollo de su gran obra, el Jard铆n Canario 鈥淰iera y Clavijo鈥, patrocinado por el Cabildo de Gran Canaria, o el profesor W. Wildpret, con quien tuvo una amistad y trato cordial, el cual conserva una biograf铆a in茅dita de nuestro personaje con algunos de los pormenores de su vida, algunos detalles de su formaci贸n bot谩nica en Alemania, su paso por Suiza y Checoslovaquia (Praga), su colaboraci贸n con la Cruz Roja o su etapa en Catalu帽a.
En el maravilloso convento benedictino de Montserrat disfrut贸 de la amistad de su abad, Aurelio M. Escarr茅 鈥揳 quien le dedic贸 una 鈥渕agarsa鈥 de Gran Canaria (Argyranthemum escarrei)鈥 y de algunos monjes-bot谩nicos, en particular su querido amigo el padre Adeodato F. Marcet, varios a帽os mayor que 茅l, a quien posteriormente honr贸, como 鈥amigo m铆o car铆simo鈥, con el bello g茅nero Marcetella, pariente del g茅nero Bencomia (familia Ros谩ceas). Junto a 茅l empez贸 a herborizar y estudiar la flora del fabuloso macizo monta帽oso donde se halla enclavado el monasterio. Su idea era publicar una Flora Montserratina, parte de la cual vio la luz en algunos cuadernillos. Su larga estancia en el monasterio no pod铆a prolongarse por m谩s tiempo despu茅s de varios a帽os all铆, compartidos entre el recinto conventual, sus herborizaciones y los ratos con sus amistades, no s贸lo con sus entra帽ables amigos mencionados sino con otros importantes personajes de la floricultura catalana, poseedores de interesantes colecciones, como fueron D. Fernando Riviere de Caralt, due帽o y alma mater del jard铆n, por mucho tiempo prestigioso, Pinya de Rosa, situado tambi茅n junto a la Costa Brava gerundense, o el bot谩nico, t茅cnico de jardiner铆a en el Ayuntamiento de Barcelona, Juan Pa帽ella. Con ambos mantuvo correspondencia frecuente.
La b煤squeda de un nuevo puesto de trabajo no se hizo esperar, y finalmente fueron las gestiones realizadas desde el monasterio y con la ayuda del abogado Noel Claras贸, como antes anunci谩bamos, las que consiguieron su pen煤ltimo trabajo en un lugar algo m谩s alejado, pero que dej贸 a Sventenius prendado para siempre de Canarias en un momento en que las islas a煤n arrastraban las incomodidades y la pobreza, tiempo de emigrantes, secuelas de la guerra civil y diversas penurias antes del boom tur铆stico.
Sventenius lleg贸, seg煤n la correspondencia mantenida con el padre A.F. Marcet, al puerto de Santa Cruz de Tenerife el 2 de agosto de 1943, y sus primeros pasos le llevaron, a煤n henchido de fervor religioso montserratino, a una vieja iglesia pr贸xima, probablemente la de la Concepci贸n, donde rez贸 piadosamente para dirigirse posteriormente al Puerto de La Cruz, en cuyo entorno estar铆a su puesto de trabajo y residencia a lo largo de los 28 a帽os siguientes (1943-1971). All铆, en el viejo e hist贸rico puerto que a煤n conservaba gran parte del rico patrimonio arquitect贸nico que nunca debi贸 perder, forj贸 su nueva vida auxiliado por el entonces famoso padre Flores, y all铆 se rode贸 de un reducido pero selecto grupo de amigos, en particular la querida familia del doctor D. Celestino Gonz谩lez, con quien muy pronto inici贸 excursiones bot谩nico-zool贸gicas por diversos rincones de la isla, su amigo el naturalista Manuel Gonz谩lez, t铆o de D. Celestino, a cuyo nombre alude la descripci贸n de la hierba pajonera Descurainia gonzalezii, sin descartar algunos de los m谩s eminentes hombres de la ciencia y la cultura de la 茅poca, en particular el recordado ge贸logo D. Telesforo Bravo y el no menos peculiar e interesante 鈥減adre de la arqueolog铆a canaria鈥 D. Luis Diego Cuscoy. Pero no fueron ellos los 煤nicos con quienes cont贸 en Tenerife: para apoyarse en sus investigaciones, sin llegar a desarrollar una gran amistad, se relacion贸 con personajes tales como el profesor Max Steffen o el tambi茅n docente de la Universidad de La Laguna J. Maynar, a quien le dedic贸 uno de los nuevos h铆bridos de cerrajas (Sonchus x maynari) hallados por 茅l en su querido barranco de Masca, o el simp谩tico y entra帽able entom贸logo D. Jos茅 Mar铆a Fern谩ndez L贸pez, con quien lleg贸 a cartearse para intentar conocer algunos insectos espec铆ficos de algunas plantas o responder a las demandas bot谩nicas del mismo. A varios de ellos tuve el placer de conocerlos, recibir sus ense帽anzas o mantener una peque帽a amistad. Es precisamente en una de las cartas a Jos茅 M. Fern谩ndez donde deja patente su genio n贸rdico, que a veces afloraba tempestuosamente, al enfadarse porque un famoso entom贸logo le iba a dedicar una especie de cole贸ptero nuevo, descubierto por 茅l en Gran Canaria, con el ep铆teto 鈥svensonii鈥, cosa que el no pod铆a aceptar y daba por inv谩lido ya que 茅l se firmaba siempre Sventenius y 茅ste deb铆a ser el apellido utilizable para dedicarle la especie, actualmente conocida como Cyphonocleonus sventeniusii. El cambio de apellido de Svensson a Sventenius lo hab铆a decidido durante su estancia en Catalu帽a, aunque en su primer contrato con el Instituto de Investigaciones Agron贸micas, fechado en Madrid a 28 de julio de 1943, su nombre aparece como Eric R. Svensson.
Muy pronto, a los pocos d铆as de instalarse en un hotel del Puerto de La Cruz, probablemente el Marquesa, Eric inici贸 sus pesquisas bot谩nicas. Ten铆a ante s铆 un nuevo mundo que recorrer y descubrir a pesar de toda la informaci贸n generada por numerosos investigadores a lo largo de varios siglos, desde que a finales del XVII el ingl茅s James Cuninghame herborizara en las cercan铆as de Santa Cruz de La Palma y hasta sus inmediatos predecesores en los siglos XIX y XX, tales como Bory de Saint-Vincent, L. von Buch y C. Smith, P.B. Webb y S. Berthelot, R.T. Lowe, C. Bolle, H. Christ, J. Bornm眉eller, R.P. Murray, O. Burchard, J. Pitard y L. Proust, D. Bannerman, o R.L. Praeger entre otros, pasando por los a煤n m谩s lejanos bot谩nicos del siglo XVIII como L. Feuill茅e, pionero en el dibujo al natural de las plantas canarias, A.-P.Ledru, A. von Humboldt y A. Bonpland o P.M.A. Broussonet. Sus primeros pasos en la investigaci贸n bot谩nica, al igual que ocurri贸 con algunos de estos precursores que se instalaron en el Puerto, se dirigieron a los barrancos y laderas pr贸ximas a esta ciudad: Marti谩nez, barranco de La Arena y los caminos que ascend铆an hacia las cumbres orotavenses.
Los ocultos rincones de las islas, que empez贸 a recorrer en 1944 (6 a 14 de julio) y termin贸 en La Palma (junio de 1971), esperaban impacientes su visita y Eric no se sinti贸 defraudado cuando los investig贸. Poco a poco, sus 鈥渉ijas鈥, las nuevas especies que descubr铆a para la ciencia, fueron mostr谩ndose en su camino sumando, a帽o tras a帽o, m谩s de un centenar, y quedando pendientes otras que, debido a su temprana e inesperada muerte, nunca lleg贸 a publicar. Desde sus primeros art铆culos describiendo especies nuevas en el a帽o 1946 hasta su obra m谩s completa, el Additamentum ad Floram Canariense de 1960, as铆 como en otras peque帽as obras posteriores, Sventenius pudo ver realizado parte de su ambicioso proyecto, pero el verdadero sue帽o estaba bullendo en su cabeza muy tempranamente, desde que tom贸 conciencia del inter茅s y riqueza de la flora macaron茅sica, la de los cinco archipi茅lagos atl谩nticos que 茅l quer铆a ver reunidos en un solo y peque帽o 鈥減ara铆so鈥, su 鈥渉ijo鈥. As铆 surgi贸 la idea, a inicios de los a帽os 50 del pasado siglo, de establecer el jard铆n macaron茅sico o Estaci贸n Atl谩ntica, como 茅l mismo la llamaba, en las laderas de Marti谩nez, junto al Puerto de La Cruz, donde lamentablemente para la ciudad tur铆stica la idea-proyecto no fue apoyada con el suficiente 铆mpetu por las fuerzas pol铆ticas (municipio y cabildo) del momento, aunque algunos terrenos fueron adquiridos posteriormente para ello y su idea defendida y apoyada ante el cabildo insular por su buen amigo y colaborador D. Telesforo Bravo.
Sin embargo, afortunadamente para Canarias, su proyecto arraig贸 r谩pidamente en otro lugar no muy lejano. Su iniciativa fue conocida y apoyada desde el cabildo grancanario, ofreci茅ndose para que 茅l buscara el lugar que considerara id贸neo para establecer y desarrollar dicho jard铆n... y el lugar apareci贸: un bello rinc贸n en el barranco de Guiniguada, a pocos kil贸metros de la capital. All铆 inici贸, bajo los auspicios de dicha instituci贸n y su presidente D. Mat铆as Vega, compartiendo tiempo con su puesto oficial en Tenerife, los trabajos para su construcci贸n desde los a帽os cincuenta, contando siempre con el apoyo de su apreciado amigo Jaime O鈥橲hanahan y posteriormente D. Fernando Navarro Valle y D. Jos茅 (Pepito) Alonso, Ingeniero Agr铆cola y encargado del Jard铆n Canario, respectivamente. Innumerables an茅cdotas jalonan la historia de su construcci贸n, que, lamentablemente, Sventenius s贸lo pudo ver terminada en parte al ser atropellado tr谩gicamente, frente a la entrada superior del recinto, una misteriosa tarde-noche v铆spera de San Juan, rodeada de leyendas que posiblemente nadie podr谩 ya desvelar y que se relacionaban con sus sentimientos m谩s 铆ntimos. Ocurri贸 unas horas antes de iniciarse la noche m谩gica, el 23 de junio de 1973, cuando regresaba de un prolongado almuerzo con su amiga Lotti Kercher, hija del due帽o de un antiguo, peque帽o y encantador hotelito (el Lentiscal) en Tafira Alta, donde a veces se alojaba, que hab铆a sido un apoyo incondicional para Eric en sus 煤ltimos a帽os, esperando que alg煤n d铆a decidiera contraer matrimonio con ella, cosa que seg煤n la propia Lotti ocurri贸 esa tarde, en el mismo lugar que hab铆a sido el hotel de su padre. El destino no lo quiso as铆. Precisamente para su joya amada, el bello jard铆n, pleno de rincones amenos, de dise帽o cuidadoso y meditado, minuciosamente seleccionados por el ya consagrado bot谩nico, Eric hab铆a dejado separadas en las cumbres palmeras, durante su 煤ltima excursi贸n a la isla, a la que tuve el placer de acompa帽arle en 1971 y descubrir juntos el garbanzo canario (Cicer canariense), unas placas de fonolitas que deb铆an incorporarse a la vivienda-laboratorio del jard铆n de Tafira para ejercer de r煤sticas pero sonoras campanas. No hubo ocasi贸n de volver a por ellas.
A pesar de que no siempre cont贸 con el apoyo y la comprensi贸n de sus diversos superiores, a uno de los cuales no consigui贸 encontrar 鈥una planta con suficientes espinas que dedicarle鈥, supo reunir en el Jard铆n de Aclimataci贸n de La Orotava una curiosa e interesante biblioteca bot谩nica, en parte gracias a su amistad con el bibli贸filo holand茅s Sr. R. Schierenberg, due帽o del prestigioso Anticuario Junk, as铆 como un interesant铆simo herbario, en la actualidad conocido internacionalmente con las siglas ORT (derivado de Orotava), al que incorpor贸 m谩s de 40.000 ejemplares, en su mayor parte fruto de sus herborizaciones por las islas, y al que acompa帽an varios miles de duplicados. Una colecci贸n actual de referencia obligada para los estudiosos de la flora canaria ya que en ellas se conservan, adem谩s, la mayor铆a de los 鈥渢ipos鈥 correspondientes al material original que sirvi贸 a Sventenius para la descripci贸n e iconograf铆a de sus nuevas especies. A la muerte de Sventenius, el Sr. Schierenberg quiso dedicarle un homenaje con la edici贸n de un lujoso y hermoso libro dedicado a su vida, cuyo contenido comenz贸 a preparar y tuve ocasi贸n de ver. Lamentablemente, su propia muerte le impidi贸 llevar a cabo dicho proyecto.
Tuvo el placer de recorrer, en unas condiciones muy distintas a las actuales, con valoraciones positivas o negativas seg煤n gustos y 鈥渇ilosof铆as de vida鈥, gran parte del territorio canario, toda sus islas e islotes, incluido el Roque del Este (1957), al que su amigo conejero D. Mariano L贸pez Socas, apoyo incondicional para todos sus desplazamientos a las islas orientales e islotes del archipi茅lago Chinijo, califica de 鈥cementerio de vol谩tiles鈥. En su peregrinaje insular cont贸 con diversos y notables colaboradores adem谩s de D. Mariano en Lanzarote, a quien le dedic贸 una correg眉ela de Famara (Convolvulus lopezsocasi). Trat贸 por ejemplo con D. G. Winter, due帽o de la pen铆nsula de Jand铆a en Fuerteventura, a quien le fue asignada la magarsa majorera Argyranthemum winteri; D. Juan Nogales, de Gran Canaria, con quien comparti贸 adem谩s excursiones y cuyo nombre acompa帽a a un cardo majorero, Onorpordon nogalesii; D. Buenaventura Bravo, hermano de D. Telesforo, en la Gomera, que fue eternizado en su bella tabaiba (Euphorbia bravoana); D. Filiberto Darias, tambi茅n de La Gomera, que recibi贸 la dedicaci贸n de la Centaurea satarataensis ssp. dariasii (actualmente elevada a especie como Cheirolophus dariasii); o su apreciado jefe y amigo D. Jorge Men茅ndez, cuyo apellido da nombre al Dendriopoterium menendezii, otra bella ros谩cea exclusiva de Gran Canaria. No fueron los 煤nicos homenajeados por Eric, pues otros bot谩nicos europeos tambi茅n recibieron dicho honor, como el Dr. B. Petterson de Helsingfors (Helsinki) con la Euphorbia x perterssonii o el hist贸rico fundador del Jard铆n de Aclimataci贸n, D. Alonso de Nava, que inmortaliz贸 en el nombre de otra tabaiba h铆brida (Euphorbia x navae) de Tenerife.
Tampoco se olvid贸 de otros estudiosos y responsables, con mayor o menor acierto, del medio ambiente canario, como los ingenieros de montes D. Luis Ceballos, cuyo nombre est谩 ligado al de un barbusano gomero (Apollonias ceballosi), y D. F. Ortu帽o, que recibi贸 en homenaje la dedicatoria de una cerraja gomera (Sonchus ortunoi). Con ellos intercambi贸 una escasa correspondencia.
Tuvo la oportunidad de llevar a cabo dos interesantes y complicadas expediciones a las islas Salvajes (1953 y 1968). En la primera de ellas, junto al mentado D. Telesforo Bravo, le acompa帽aban el Dr. Celestino Gonz谩lez y su ayudante del Jard铆n Bot谩nico, Israel Bello (sustituido en la segunda por Emilio, hijo de D. Celestino), llevando entre su equipaje la obra de Homero, algo casi sagrado en esta y otras expediciones, tal y como lo hizo en una excursi贸n al islote de Lobos con D. Celestino y su esposa Yaya en 1956. Asimismo, con el apoyo y compa帽铆a del recordado investigador qu铆mico D. Antonio Gonz谩lez y Gonz谩lez, que intent贸 en vano hacerlo profesor de Bot谩nica de la reci茅n creada Secci贸n de Ciencias Biol贸gicas (ULL), lo cual fue imposible por no tener los t铆tulos universitarios correspondientes, pudo visitar el archipi茅lago de Madeira (1962 y 1968). All铆 tuvieron ocasi贸n de herborizar y recolectar material para estudios fitoqu铆micos con la ayuda de su amigo el profesor M. Rui Viera, fallecido el pasado a帽o, buen conocedor de la flora nativa y ornamental de la isla, a la que dedic贸 varias publicaciones. Fue tambi茅n con la colaboraci贸n del profesor Gonz谩lez como pudo conocer y herborizar en algunas de las remotas y 谩ridas islas del archipi茅lago de Cabo Verde en 1970. Con D. Antonio manten铆a una larga y buena amistad, colaborando con 茅l en la identificaci贸n, localizaci贸n y recolecci贸n de muestras vegetales que el investigador fitoqu铆mico utilizaba para estudiar y localizar nuevos productos naturales, uno de los cuales, aislado de una de las rudas canarias (Ruta pinnata), dedic贸 al bot谩nico con el nombre de 鈥渟ventenina鈥. Adem谩s, el propio D. Antonio nos dej贸 su curioso libro La bot谩nica, Sventenius y yo, en el que narra una buena parte de su amistad con D. Enrique y los viajes realizados con 茅l a los archipi茅lagos mencionados.
Las actividades en las islas no se limitaron a la recolecci贸n de plantas para su estudio. Quiz谩s impulsado por las estrecheces econ贸micas, colabor贸 con otros amigos en la fundaci贸n de la compa帽铆a Lycaste (nombre que alud铆a a una orqu铆dea, preferida de su madre), posteriormente Orquidario Lycaste, dedicada en parte a la introducci贸n, cultivo y venta de orqu铆deas y otras plantas ornamentales como la sudafricana Strelitzia reginae, el 鈥渁ve de para铆so鈥. En la compa帽铆a, Sventenius realizaba su labor asesora como bot谩nico y con ello consegu铆a solventar en parte sus apuros econ贸micos.
En el Jard铆n Bot谩nico del Puerto de La Cruz, en su aislado y tranquilo refugio de ermita帽o, frente a las escaleras que pisara el mism铆simo Humboldt, se supo rodear adem谩s de sus gatos Kim 鈥渆l gran maestro鈥, sus hijos Ninou y Nepentes y luego Mayo, este 煤ltimo regalo de Olegario Mesa, su ayudante en el orquidario que formaba parte de un grupo de colaboradores que le acompa帽aban en sus herborizaciones y desplazamientos dentro y fuera de las islas, en el que tambi茅n estaban el recordado y peculiar D. Carlos Gonz谩lez y el 鈥渞isquero鈥 Israel Bello, a todos los cuales nombra en el prefacio de su Additamentum en agradecimiento a sus respectivas ayudas, poniendo a veces en peligro sus vidas para acceder a plantas interesantes colgadas en riscos casi inaccesibles como la interesant铆sima siempreviva gigante de Gomera (Limonium dendroides).
Sventenius tuvo ocasi贸n de mantener un abundante epistolario con diversos bot谩nicos de la pen铆nsula y extranjero (todos los continentes), adem谩s de la ya mencionada correspondencia 铆ntima y familiar con el monje Adeodato Marcet y sus amigos-padrinos catalanes Teresa y Antonio. Entre otros se carte贸 con los profesores P铆o Font i Quer y A. de Bol贸s, el experto en jardiner铆a J. Pa帽ella, as铆 como diversos especialistas internacionales, particularmente en plantas suculentas, entre las que 茅l ten铆a especial predilecci贸n por la familia de las Asclepiad谩ceas y de las cuales lleg贸 a reunir una interesante colecci贸n, lamentablemente desaparecida, en el Jard铆n Bot谩nico. Entre los m谩s apreciados se hallaban el ingl茅s E. Lamb, que visit贸 las islas en su yate junto a su esposa e hijo y a quien le dedic贸 una tabaiba amarga gomera (Euphorbia lambii) muy pr贸xima a la tinerfe帽a E. bourgeauana, que 茅l desconoc铆a y cuya gran similitud no pod铆a, por tanto, conocer. Tambi茅n al especialista alem谩n J. Krainz, como experto en plantas suculentas, le asign贸 un bello cardoncilllo gomero, la Ceropegia krainzi, una de las m谩s llamativas de este grupo de plantas crasas canarias.
Sus dotes para trazar dibujos, 鈥hechos con una precisi贸n extraordinaria y con una t茅cnica casi japonesa鈥 seg煤n comentarios del cr铆tico de arte de E. Westerdahl, una de las personas que han escrito algo en su memoria, se plasmaron en un n煤mero importante de l谩minas y acuarelas, mayormente de plantas canarias, sin olvidar sus queridas asclepiad谩ceas o alg煤n curioso dibujo de sus correr铆as y paseos por Catalu帽a realizados antes de venir a Canarias. La mayor parte de las especies nuevas descritas por 茅l est谩n acompa帽adas de sus propias ilustraciones, siendo escasas las realizadas por algunos amigos como D. Celestino Gonz谩lez, que ilustr贸 el bejeque gomero Aeonium rubrolineatum, o D. Telesforo Bravo, autor de los dibujos de tres hierbas pajoneras (Descurainia artemisoides, D. gilva, D. gonzalezii), una col de risco (Crambe scoparia) y la magarsa del abad Escarr茅. No fue aqu铆, en las l谩minas, el 煤nico lugar donde Sventenius dejo plasmado su don art铆stico: tanto el dise帽o del Jard铆n Canario de Gran Canaria como los numerosos detalles que lo acompa帽an son fruto de su inquietud y sus dotes, con gran sensibilidad para captar o interpretar la naturaleza y combinarla armoniosamente con su propia obra.
Su especial cari帽o por los gatos, independientes, orgullosos y solitarios como 茅l, le hizo rodearse de ellos tanto en el Puerto de La Cruz como en su corta estancia en el Jard铆n Canario Viera y Clavijo, al que se desplaz贸 una vez que el Cabildo de Gran Canaria le hizo su contrato como director, abandonando definitivamente, de forma oficial, Tenerife en 1971. En su pen煤ltimo a帽o de contrato con el INIA, su nombre ahora figuraba como Eric R. Sventenius Larlesen (error por Carlesen). A fines del a帽o 1971, volvi贸 de Gran Canaria acompa帽ado del jardinero D. Manuel S谩nchez Santana para pasar sus 煤ltimas navidades en su acogedor tusculum de Tenerife y recoger sus 煤ltimas pertenencias. Seguramente, un momento muy especial para 茅l despu茅s de tantos a帽os de vivencias en ese querido rinc贸n, su verdadero y 煤nico hogar, lejos del ambiente 鈥ruidoso de los hoteles鈥 que 茅l comentaba en una carta a Mar铆a Teresa.
Su pasi贸n por los gatos lo llev贸 a lamentar tristemente la muerte de uno de ellos, quiz谩s su gato preferido, Mayo, que enterr贸 a los pies de su tusculum y al que dedic贸 uno de los pocos escritos no bot谩nicos que conocemos de 茅l. En dicho texto, publicado posteriormente por L. Kercher en un peri贸dico local, se recoge la tr谩gica muerte del querido animal al igual que siete a帽os despu茅s ocurrir铆a la suya en circunstancias muy semejantes: atropellado por un coche, al borde de una carretera donde en sus propias palabras 鈥su despedida de este brutal y mecanizado mundo debi贸 haber sido instant谩nea鈥.
Respetuoso y comedido en sus comentarios, un tanto t铆mido, 鈥hombre solitario poco com煤n, extraordinario e insigne鈥, con una 鈥terrible capacidad de soledad鈥 seg煤n palabras del profesor Wildpret, o que, seg煤n el cr铆tico de arte y amigo Westerdahl, 鈥ten铆a la sencillez del sabio pero tambi茅n la 铆ntima soberbia de una individualidad desplazada鈥, con una 鈥dedicaci贸n ejemplar鈥. A pesar de ello, no dejaba de tener sus buenos y graciosos 鈥済olpes鈥, como cuando le recriminaba a Julia P茅rez, compa帽era de carrera y primera bi贸loga incorporada al Jard铆n Canario, que estuviera tomando 鈥kaka-cola鈥 cuando compart铆amos almuerzo con ella y Jaime O鈥橲hanahan en una salida de trabajo en las cumbres de Gran Canaria.
Aunque su obra m谩s visible para el pueblo, su Jard铆n Canario, donde reposan sus restos, a煤n espera una inauguraci贸n oficial entre los sones de la sexta sinfon铆a de Beethoven como 茅l hubiera deseado, no es necesario tal acontecimiento para poder apreciar el gran legado que nos ha dejado en la exquisitez de los m煤ltiples detalles del propio jard铆n, tan bien dise帽ados, dirigidos y elegidos por 茅l. La piedra tallada (verde, roja, gris...), su color, su canto con el agua, el lenguaje vivo de las piedras abrazadas, cual amantes, por los endemismos, la Fuente de los sabios (un homenaje a algunos de los predecesores en la historia de la bot谩nica canaria), su sencillez... Comparti贸 sus valores con numerosos bot谩nicos que visitaron las islas (Lamb, Lems, Benl...), se establecieron en ellas (Kunkel, Bramwell) o se formaron en la nueva Secci贸n de Ciencias Biol贸gicas (ULL) bajo la tutela del profesor W. Wildpret, hoy reci茅n jubilado de sus tareas docentes, surgiendo numerosos bi贸logos locales al tiempo que llegaban al archipi茅lago j贸venes bot谩nicos formados en prestigiosas universidades extranjeras, quienes desarrollaron trabajos de investigaci贸n pioneros que sirvieron, en parte, de modelos inspiradores para las investigaciones locales que se iniciaban a la sombra del Departamento de Bot谩nica de la ULL. Destacan entre ellos los doctores Bramwell (que ha ocupado desde 1974 y hasta la actualidad el cargo de director del Jard铆n Bot谩nico Viera y Clavijo, a ra铆z de la muerte de Sventenius), Dr. C. Humphries (autor de la revisi贸n del g茅nero end茅mico macaron茅sico Argyranthemum, nuestras magarsas o margaritas, con veintid贸s especies conocidas exclusivas de Canarias, tres de Madeira y una de las islas Salvajes), L. Boulos (revisor, al igual que la Dra. A. Aldrige, de nuestras cerrajas y lechuguillas, Sonchus s. lato), o la suiza Ilse Mendoza-Heuer, que estudi贸 nuestras chahorras (Sideritis spp.). A todos ellos y a muchos m谩s, ofreci贸 y brind贸 su ayuda incondicional y desinteresada.
Como reconocimiento a su labor, diversos bot谩nicos hemos nominado alguna especie en su honor. Entre ellos, el Dr. P. Font i Quer le dedic贸 el monot铆pico g茅nero Sventenia, bella, humilde y peque帽a cerraja que habita 煤nicamente en los impresionantes riscos de Guayedra (Tamadaba, Gran Canaria); un espl茅ndido homenaje para Eric, aunque en la actualidad este nuevo g茅nero, Sventenia, est谩 considerado muy pr贸ximo e incluido en Sonchus. Pero hay otras especies dedicadas a 茅l, tales como el helecho Cheilanthes sventenii Benl, la cariofil谩cea Cerastium sventenii Jalas (habitante de riscos en zonas medias y cumbreras en La Palma, Hierro y Tenerife), el Cheirolophus sventenii (Santos)Kunkel (un cabez贸n de risco exclusivo de La Palma), la magarsa herre帽a Argyranthemum sventenii Aldrige & Humphries, la siempreviva grancanaria Limonium sventenii Santos & Fern谩ndez, la peque帽a boragin谩cea Erithrichum sventenii Sunding (tambi茅n presente en 脕frica), la rara col de risco majorera Crambe sventenii Petterson ex Bramwell (que tuve el placer de redescubrir junto al Dr. Sunding en los riscos de Vig谩n en 1971), la chahorra grancanaria Sideritis sventenii Kunkel (una de las pocas con flores violetas) o el taginaste tinerfe帽o Echium sventenii Bramwell.
A pesar de que recibi贸 diversas propuestas para ocupar otros puestos aparentemente m谩s interesantes (Blanes y Cap Ferrat, al menos), quiso quedarse entre nosotros, en su querida tierra canaria que tantas alegr铆as le proporcion贸 pero que tambi茅n, a veces, le hac铆a sufrir con su loco progreso y algunas incomprensiones.
Gracias, Eric, por tu amistad, las horas compartidas y el hermoso legado que nos dejaste, parte del cual a煤n espera ver la luz. En palabras de Jaime O鈥橲hanahan, 鈥En fin, todo el Jard铆n y cada planta, son testigo de un amor, una dedicaci贸n y un estudio riguroso y honesto鈥. 脡l lo sabe muy bien. Cunda su ejemplo con la misma honestidad.
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